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MODERNIDAD Y VIOLENCIA EN LA FOTOGRAFÍA LATINOAMERICANANA
Autor: Heliumen Triana
¿es la modernidad, nuestro antepasado, nuestro precedente?
Este es un texto sobre la imagen de la violencia y no sobre la violencia, aunque aparentemente en nuestro medio es un tema cliché, no existen investigaciones de fondo sobre la lectura que puede hacerse de su presencia en el medio colombiano y que lógicamente toca el latinoamericano. A partir de diversas posiciones sobre una idea de Latinoamérica para el contexto global, en las que encontramos debates acerca de la hegemonía de los discursos y sobre todo de aquellos que pretenden un solo tipo de valoración sobre estos pueblos, sobre una idea del arte y de los artistas llamados latinoamericanos, como si se tratara de una categoría excluyente, cuando una prefiguración de este tipo esta lejana de ser enmarcada y por el contrario, los hechos dados en manifestaciones artísticas altamente politizadas y en relación a la violencia: subvierten, desenmascaran y trasgreden lo dicho por quienes representan a Occidente.
La imagen de la violencia en Colombia y su relación con la ciudad y las prácticas artísticas tienen punto de partida en varios textos, por un lado, los de la ensayista norteamericana Susan Sontag, el ya clásico "Sobre la fotografía" y uno de sus últimos ensayos, sobre este tema titulado "Ante el dolor de los demás" que dedica a la reflexión de la fotografía de la violencia, en donde demuestra, entre otras cosas, como las imágenes de la violencia, difundidas por todos los medios, no cambian la posición de los hombres frente a estos hechos, para desde diversas perspectivas del "uso" dado a estas imágenes, buscar demostrar con mas fuerza, como la "violencia" implícita o explicita presentadas en las imágenes fotográficas son encausadas por los medios de comunicación al servicio del poder; por otro lado, están los textos del escritor Francés Regis Debray y específicamente "Vida y Muerte de la Imagen..La historia de la mirada en Occidente" y un texto que explora la imagen íntimamente ligada al poder presente en las sociedades, titulado "El Estado Seductor" , referencias teóricas con lo cual se desarrolla una lectura trasversal, sobre como los medios, en función del poder influencian y reflejan la violencia en nuestra cotidianidad, la ciudad y en las prácticas artísticas.
Una fotografía que registra un hecho violento, adquiere autonomía sin una clara intención del fotógrafo -la intención que condiciona su mirada en ese instante no tiene como fin la expresión , esta sería una clara diferencia entre documentar un suceso para la memoria y expresar con la construcción de una imagen fotográfica, las injusticias sociales, pero sea donde sea, lo importante es que en ese momento, irrepetible, el tiempo parece haberse detenido para el fotógrafo. La imagen no tiene otra implicación, cuando la luz llega a la película fotográfica, la imagen se convierte en un mundo cerrado, con ninguna otra referencia más que a sí misma. La fotografía se independiza del lugar, del tiempo y del acontecimiento, para pasar a sus interpretaciones. Para ellos, los fotógrafos de hechos violentos, no tiene una clara relación con el prever, y es la no sincronización, antitesis del instante decisivo de Cartier Bresson, puesto que no requiere de sensibilidad y sentido de la geometría. por que el fotógrafo se separa totalmente de cualquier pensamiento estético para pasar a dejar un hecho que lo ha conmovido.
Una referencia inicial conocida, son las fotografías de Robert Capa, realizadas en Las costa francesa de Normandia, en el principio del fin de la segunda guerra mundial. Lo que impresiona de estas imágenes, es que Capa, reportero de guerra, haya arriesgado su vida para realizar el único registro visual sobre le guerra en ese momento (1944), se cuenta que el fotógrafo fijaba su cámara sobre su cabeza mientras las balas le zumbaban en los oídos y aún en estas circunstancias logro enviar, semanas después, los rollos aún si revelar a los Estados Unidos, con tan mala suerte, que en los procesos de laboratorio arruinaron cuatro de los seis que había logrado exponer en medio del conflicto, las fotografías de los rollos salvados son las únicas y primeras imágenes que se publicaron de la guerra tres meses después en los Estados Unidos y que hoy, cuando se piensa en ese evento, nuestra memoria se remite de inmediato a esas imágenes, _que aunque borrosas por el movimiento_ recrean esa realidad, es decir, sin dichas imágenes no podríamos argumentar que dicha batalla ocurrió verdaderamente.
Otro ejemplo, para su lectura lo analiza Roland Barthes en Dualidad, del fotógrafo holandés Koen Wessing titulada El ejercito patrullando por las calles, Nicaragua, 1979 . Al aparecer, Barthes se encontraba en una situación parecida, en un intento por discernir qué era lo que llamaba la atención de una imagen fotográfica que encontró en una revista. Barthes escribió: "Hojeaba una revista ilustrada. Una foto me detuvo. Nada de extraordinario: la trivialidad (fotográfica) de una insurrección en Nicaragua: una calle en ruinas, dos soldados con casco patrullan; en segundo plano pasan dos monjas. ¿Me gusta la foto? ¿Me interesaba? Ni tan sólo eso. Simplemente existía (para mí). Comprendí rápidamente que su existencia provenía de la copresencia de dos elementos discontinuos, heterogéneos por el hecho de no pertenecer al mismo mundo (ninguna necesidad de contrastarlos): los soldados y las monjas. Presentí una guerra estructural (a la medida de mi propia mirada), y probé enseguida de verificarla inspeccionando otras fotos del mismo reportero (el holandés Koen Wessing): muchas de estas fotos me atraían porque comprobaban esa especie de dualidad que acababa de descubrir" 1.
Susan Sontag señala entre otras cosas a las imágenes de la violencia como un lugar común. Sontag se pregunta ¿cuáles son sus efectos en el espectador? y como estas imágenes ¿nos conmueven, nos indignan o nos vuelven insensibles? Si aplicamos esto al medio colombiano y tambien tenemos en cuenta su repercusión latinoamerica a la manera como Sontag propone, se pueden ver este tipo de imágenes en las noticias y su efecto en nuestra cotidianidad y sobre todo el modo de entender la forma como se nos representa el desastre, e intentar responder desde nuestra perspectiva, si las imágenes desencadenan rebeldía, agresividad o fomentan la indiferencia y cuales son los límites de la compasión y las obligaciones que impone a la conciencia 2.
Se han hecho varios análisis sobre lo que definiría a Latinoamérica en el contexto global, (Luis Camnitzer, Gerardo Mosquera, Mari Carmen Ramírez, Nelly Richard y Beatriz Sarlo,) 3 y que no han llegado ha ninguna conclusión que precise nuestra condición de acuerdo a la ubicación geográfica, ni de mentalidad aún explorando nuestras más profundas raíces. Estos autores coinciden en analizar el medio del arte, visual o literario, desde puntos de vista que no cuestionan una idea de Arte, mas allá de las contradicciones por la que es atravesada, y valoran una acción crítica desde nuestro contexto. Estas reflexiones son el aporte base para muchos de los estudios sobre la cultura y el poder en las prácticas latinoamericanas, sin descuidar que en muchos casos son representaciones de un segmento elitista de la cultura. Cada uno de ellos hace preguntas en dirección a la conciencia de las desigualdades que se producen en el intercambio de saberes, en dirección a que Latinoamérica pueda llegar a mostrar nuevos sistemas valorativos de orden estético. Es posible que además de la circulación de lo "simbólico", se deba estudiar tanto su autonomía en el campo artístico, como en el político su relación con el poder. La presencia de la fotografía dentro de un marco propiamente Latinoamericano sigue siendo lugar de intercambio y de apropiaciones, en general altamente politizada marcada con intención desenmascaradora y transgresora que subvierte desde las imágenes, todo gesto dominante de los diferentes grupos de poder.
Por otra parte, es necesario hacer una pequeña cartografía del Posmodernismo y su relación con el Modernismo "supuestamente anterior", para relacionarlo con la base para esta propuesta : ¿es la modernidad, nuestro antepasado, nuestro precedente? En principio hay que reconocer que el Postmodernismo y su potencial crítico, es difícil de identificar. El debate sobre lo postmoderno ha sido grande y se ubicó en un modelo de pensamiento convencional, en tanto que es la continuación del modernismo o se proclama como su ruptura tanto negativa como positiva y que no puede ser ni sincrónica ni anacrónica y por lo tanto no puede ser discutida en términos de dicotomía. Luego de la seguda Guerra Mundial se emprendió la campaña para reconstruir y renovar a la sociedad y uno de sus componentes esenciales fue el movimiento posmodernista en la década de los 70s, de gran aceptación sobre todo entre arquitectos, este surgía esencialmente como una negación del pasado "moderno". Pero esto fue percibido de diferente forma, por un lado como pérdida, y por el otro como avance hacia la liberación de la conciencia, puesto que en décadas anteriores a los 70s, el modernismo se estableció como canon de la academia específicamente desde la ciudad de Nueva York, visión que posteriormente este, llamado movimiento postmoderno rechazó, e intentó retomar las vanguardias europeas a la "Americana" en contra del modernismo "anterior" planteado por la élite.
Según Huyssen, el movimiento social de la década de los 60s, básicamente atacaba la imagen del "Modernismo culto" contra la imagen de décadas anteriores construidas por un consenso conservador e incluso para apoyar la propaganda anticomunista de la Guerra Fría; esta fue una búsqueda de culturas alternativas dentro de la modernidad contra el espíritu de una versión conservadora y despolitizada que pretendió legitimar la Cultura, lo que hace que el Postmodernismo de los 60s, se asuma como la terminación lógica de las intenciones modernistas, por ello esta rebelión de los 60s, se puede asumir como la continuación nihilista y anárquica del modernismo, mostrando un poderoso sentido del futuro y de búsqueda de rupturas y de nuevas fronteras. Este momento histórico de salida del "modernismo" y de entrada al "postmodernismo" en los 60s, y que llegó a promover movimientos antibélicos como Vietnam -entre otros-, ubica a esta vanguardia, específicamente en los Estados Unidos.
Desde Latinoamérica este Modernismo y Post de los 60s, marcó las siguientes décadas, tubo elementos de vanguardia auténtica, a pesar que la situación política global latinoamericana no fue de ninguna manera comparable, mientras el Arte, desde su marco específico visual o literario en Europa y EEUU, estaba vinculado a la "estética", en Latinoamérica se miraba desde allá, como lo "exótico" o como el reflejo de "crisis políticas o de pobreza" , que desde el marco de Occidente era lo que mejor y de manera más "autentica" nos representaba, y sin embargo hoy, nos seguimos preguntando por los modelos de desarrollo que mas se adecuen a lo que somos, "gente de afuera, moradores de los suburbios de la historia, los latinoamericanos somos los comensales no invitados que se han colado por la puerta trasera de Occidente, los intrusos que han llegado a la función de la modernidad cuando las luces están a punto de apagarse -llegamos tarde a todas partes, nacimos cuando ya era tarde en la historia, tampoco tenemos un pasado o, si lo tenemos, hemos escupido sobre sus restos....y no logramos conservar ni siquiera lo que los españoles dejaron al irse, nos hemos apuñalado entre nosotros...- 4y sin embargo desde la perspectiva de la Modernidad y de la Posmodernidad del medio latinoamericano han surgido grandes poetas, escritores y artistas que se encuentran entre los mejores del mundo, por demostrar que no existe tal "periferia".
No es gratuito, para referirnos al ser latinoamericano hacer referencia a Octavio Paz, pues el representa en gran medida lo que somos, como alguna vez Ramón López Velarde refiriéndose a la obra de Paz dijo que mostraba un "país castellano y morisco, rayado de azteca" , 5 frase que en gran medida lo llevó a la universalidad, pero es precisamente esta universalidad lo que ha hecho que la mentalidad de estos pueblos, subviertan todo argumento llegado de Occidente con sus términos, generando nuevas formas de pensamiento, o la Sub-Versión , que mas que tener una connotación negativa es nuestra liberación. Se trata de mostrar que Latinoamérica es una mentalidad que corre por estos pueblos sin un límite geográfico, -aunque algunos hayan intentado fijarlo- podríamos decir entonces, que si existiera tal "periferia", esta sería lo universal y la mirada hegemónica de Occidente sería lo local, la máscara a la que se refirió Octavio Paz, se convierte entonces en el espejo retrovisor en el que ellos -Occidente- buscan identificarse, por que somos presencia de acciones y pensamientos que - Subvierten - el Arte definido por Occidente y cuya - Sub-Versión - hoy por hoy, esta incluida en el medio universal y que muestran finalmente, que somos capaces de pensar por cuenta propia.
La fotografía evidencia desde "la violencia de clases hasta la violencia del consumo", subproducto del capitalismo y que se encuentra inscrito y construido desde la modernidad con sus propias limitaciones que lo han llevado a fracasar como al marxismo soviético, pues su proyecto político y económico que era para toda la humanidad, tiene hoy día a las tres cuartas partes de la misma en la miseria absoluta y, el tercio restante, transformado en seres para quienes el consumo es su único proyecto de vida, y como consecuencia llegando a Formas de violencia aceptadas culturalmente , que muestran, la manera como nos encontramos dentro de una cultura que ejerce gran violencia, sin que las personas que la practican o la padecen, se den cuenta que la mayoría de la veces esas conductas, aparentemente "normales" son violentas, aunque excluyan, discriminen, sancionen, marginen a otros seres humanos, y todo esto termina asumiéndose como "natural".
Sí bien es cierto que la violencia es nuestra cotidianidad, durante décadas complejas, las expresiones artísticas que tocan el tema, igualmente son innumerables y siguen siendo tanto interesante como variadas. ¿se podría pensar que un tema como la violencia tan recurrente en nuestros país y en otros países latinoamericanos han dado tanto y van ha seguir dando tanto para la expresión plástica?, los artistas, los buenos artistas, están estrechamente relacionados con el entorno, lo cual no implica que se invaliden aquellos a que se interesen por las manchas o con elementos puramente formales, esto no se puede invalidar, por que es totalmente válido. El artista propone opciones, lo cual para no invalida en absoluto los planteamientos que trabajan elementos plásticos alejados de problemas connotativos con esta realidad específica.
Pero al hablar de la relación de una sociedad evidentemente presente, en los artistas tanto colombianos como latinoamericanos, observamos incluso en los más jóvenes, una noción de violencia y no de la violencia explicita, o sea obviamente el artista tiene la suficiente capacidad para sublimar el hecho y no ser simplemente quien repite una escena que se ve en un noticiero de televisión o que se ve en una fotografía de periódico, las fotografías simplemente actúan de manera mimética con la realidad. Algo muy recurrente con el tema de la violencia en el arte Colombiano.
En principio la referencia a la violencia es explícita, es decir, aparece el hecho violento y muestra el hecho violento en si. En los artistas contemporáneos, la reflexión lleva a plantear problemas muy distintos que de cualquier manera implican un problema de fondo, o, un sustrato de violencia. Como el problema de la situación de los niños y su relación con los adultos, como el problema de los desplazados o el problema de la situación de la presencia de grupos irregulares de la vida nacional. La temática es absolutamente amplia y se maneja desde esa alternativa, y es lógico que muchos artistas no se sustraigan de ese entorno por estar muy presente en su propia cotidianidad, entonces, si se observa esa presencia, esta ha recorrido los últimos 50 años en el arte colombiano de formas distintas.
Para algunos artistas esto parece prefigurar una imagen de Colombia y para otros no, y es importante reiterar que es valido, que algunos no estén reflexionando desde esa perspectiva, pero quienes lo están haciendo, lo están haciendo de manera inteligente, en la medida en que están manejando referencias mas sutiles, como cuando se llama la atención sobre comportamientos, resultado de actos violentos generalizados, llámese vigilancia privada que convierte a la vivienda en un hecho, además de privado, de difícil acceso para los ciudadanos, porque estamos de manera permanente "vigilados". Estos elementos que tocan un tema aparentemente diverso, como hechos que marcan una de las tantas ramas que surgen de situaciones de violencia, como respuesta a una situación.
En estos momentos, y mas allá de cualquier noción de modernidad y post, la noción de violencia desde Latinoamérica se maneja de una manera más sutil, y muestra que ésta no solo está presente en los hechos de violencia, como los enfrentamientos o la muerte, sino también, en que incide en la cotidianidad social generalizada, es decir, como la violencia va generando una distorsión del entorno inmediato del grupo familiar y como puede distorsionar las relaciones entre los individuos; entonces, ya no es el problema de la violencia como algo que yo muestro, sinónimo de la muerte o sinónimo de agresión, o agresión concreta sinónimo de armas, sino que ya la violencia se vuelve un elemento más sutil, que tiene sus orígenes desde las relaciones económicas y políticas globales y que, como consecuencia, atraviesa en nuestros pueblos: todos los estratos, todas las instituciones, particulares y no particulares. Por esto, lo interesante de las propuestas fotográficas o de las otras artes, es la forma como presentan estos hechos mimetizados con la realidad.
Notas:
1 Citado por, Orrantia, Rodrigo, en Tres Estudios Sobre Fotografía De Viaje, Maestría en Historia en teoría del arte y la Arquitectura, Universidad nacional de Colombia, 2004, Página 82.
2Sontag, Susan, Ante el dolor de los demás, Alfaguara, Bogotá 2003.
3Citados por Carmen Hernández, en Mas allá de exotización y la sociologización del arte latinoamericano.
4Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, página, 237.
5Poniatowska, Elena, Las Palabras del Árbol, Plaza y Janés, México 1998, página 191.