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Aquí, allá y acullá.
Autor:Rodolfo Kronfle.
Entrevista con el crítico y curador cubano Gerardo Mosquera, a él se deben algunas de las tesis más importantes que han definido el sentido del arte en la situación actual latinoamericana, entre estas su influyente trabajo Raíces en acción , la idea de que el artista latinoamericano ya no necesita pasaporte, o la idea de un arte desde América Latina, que han marcado el pensamiento de la crítica cultural de la región. Fue fundador de los procesos de avanzada que han definido el devenir del arte cubano a nivel mundial. Estuvo recientemente en Guayaquil como miembro del jurado del Salón de Julio 2006.
Rodolfo Kronfle. Obtuvo su licenciatura en Historia del Arte en Boston College, Massachussets. Desde 1996 ha curado varias muestras de arte contemporáneo, la más reciente Combo#1: delicias del video centroamericano, 2006. Es un reconocido crítico de arte, curador de muestras nacionales e internacionales. Colabora con el diario El Universo de Ecuador.
Rodolfo Kronfle: ¿Crees que hoy en día se produce más arte crítico que antes o a lo que asistimos es a un giro radical en su naturaleza misma, especialmente en las demandas y expectativas de incidencia que el mismo asume?
Gerardo Mosquera: Pienso que hay mucho arte crítico hoy en día, aunque con la caída de la Europa comunista se perdió una gran área de arte crítico donde mucho del arte más interesante que se hacía en aquella época era precisamente una crítica deconstructiva de la ideología oficial impuesta. Lo que ocurre quizá es lo contrario de lo que tú mismo dices, y es que el arte crítico queda a veces como un gesto que no aspira a una verdadera incidencia social, sino que viene a ser como una especie de tema, como una especie de morfología más, que aparece en los circuitos, y eso es un peligro. Hoy mismo leía un cuestionamiento que le hacían a Okwui [Enwezor] por su participación en la próxima Bienal de Sevilla, criticaban el proyecto de él, que era más bien una declaración teórica muy radical, muy crítica, pero un grupo de intelectuales de Sevilla le cuestionaban que por qué esa crítica no se extendía a la propia institución con la que él iba a trabajar, a la que ellos acusan de que la municipalidad o la autonomía o lo que fuere había retirado dinero de apoyo a las instituciones y a los grupos artísticos para hacer el gran show de la Bienal. Veían una cierta contradicción en el hecho de que Okwui planteé un esquema muy radical, invitando a artistas muy críticos, pero a la vez participe de un show como parte de los circuitos de turismo cultural en contra de que Sevilla dedique más dinero al apoyo a las formas culturales críticas desde abajo. Es sólo un ejemplo de una tensión que suele estar presente.
RK ¿Tú crees verdaderamente en el potencial del arte crítico?
GM Sí, pero no pienso que vaya de un solo golpe a cambiar el objeto de la crítica, aunque si me parece que puede trabajar construyendo capas, la cultura trabaja muy lentamente construyendo capas de conciencia, capas de análisis, y en esto sí me parece que el arte crítico tiene un papel muy positivo, y en algunos lugares, en algunas circunstancias, ha sido incluso el único espacio donde se ha podido ejercer la crítica social y política. Pienso por ejemplo en el Chile de Pinochet, donde hubo todo aquel arte de la Escena de Avanzada que era un arte crítico no solo en términos políticos sino también culturales, sociales. Al ser las artes plásticas un espacio tan elitista y reducido podía existir cierta tolerancia allí, pero a la vez todo este elitismo y esta reducción se transformaban por el hecho de ser el único espacio donde se podían hacer estas incidencias. Otro tanto ocurría y ocurre aún en Cuba.
RK Yo creo que los peros que se le ponen al arte crítico diciendo "esto no le mueve un solo pelo a las estructuras con las cuales está entablando un diálogo" es caer en el error de pensar de que ese es el objetivo, porque para mí el objetivo está en el nivel de remoción de conciencia de los sujetos de experiencia, de los espectadores, de la gente que tenga contacto con el asunto, y ahí está el meollo, es decir no directamente en socavar la estructura ante la cual reacciona...
GM Totalmente de acuerdo, es lo que te decía hace un momento, es una construcción de conciencia, es una creación de un espacio de discusión, es promover reflexión, que es la tarea que esperamos del arte y de la cultura en general, y no que tumbe a un político.
RK Ahora dime ¿Pierde legitimidad el arte crítico cuando es asumido por el mercado?
GM Ese es un desafío, yo pienso que no, hay mercados y mercados, depende del mercado que sea y depende de la manera como se asuma. Un artista como Manu Chao tiene mercado pero sabe conservar la distancia y sabe moverse dentro de ese desafío. No podemos demonizar el mercado, el mercado puede ser un espacio perfectamente válido, que incluso ofrece a veces posibilidades de discusión mucho más serias que las que brinda la institucionalidad oficial. Al ser en cierto sentido más libre puede convertirse en un espacio mucho más interesante para una obra crítica.
RK ¿Cómo podemos dilucidar en el trabajo de cualquier artista si sus intenciones parten de un verdadero compromiso o de impulsos oportunistas? ¿Resulta importante en esto la honestidad del artista en sí mismo cuando por otro lado mucho del discurso teórico actual neutraliza la presencia del artista dentro de la obra?
GM Habría que verlo caso por caso, a veces el artista tiene unas, digamos, "malas intenciones", intenciones de subir usando la plataforma crítica, y sin embargo la obra es válida; hay que tener esto en cuenta. Otras veces ocurre lo contrario: habría que ver caso por caso, ver la manera como la obra puede tener esa incidencia. A veces las intenciones del artista son verdaderamente deleznables, pero la obra tiene cierta independencia de ellas.
RK ¿Tenemos entonces que borrar la personalidad del artista de la figura para ejercer un juicio de valor?
GM Hay que verlo caso por caso. En el de Manu Chao la personalidad del artista enfatiza el carácter de su obra. El ideal sería un artista con obra crítica que también viviera como un ciudadano crítico.
RK ¿Qué problemas en realidad supone la articulación de contenidos críticos respecto a los condicionantes estéticos, crees que lo primero desmerece necesariamente lo segundo, o es viable y posible alcanzar una solvencia y un interés a nivel estético sin desmerecer la importancia de los temas tratados?
GM Sí, esto es perfectamente posible, se puede obtener una obra que nos impacte estéticamente y sea crítica, o use precisamente el poder de lo estético como instrumento para su crítica, y puede haber una obra donde lo estético sea casi prescindible. Recuerda que desde [Joseph] Kosuth el arte contemporáneo se ha apartado de lo estético en buena medida.
RK Esa es una de las críticas que se le hace y aparenta haber un renovado interés por que estas críticas se articulen en formas estéticas que sí, pueden llegar al deleite o a la filigrana y tal y lo veo perfectamente...
GM ¿Por qué no? Estoy totalmente de acuerdo y te digo más, a veces se usa -insisto- lo estético como instrumento para lo crítico.
RK ¿Cómo ves tú la problemática entre las instituciones culturales oficiales (las que son parte del engranaje estatal o municipal) y los escozores que le causa el arte "social" o "crítico"? ¿Cuándo se puede interpretar como tolerancia y cuando como cooptación, existe una diferencia cuando la "criticidad" se adapta al circuito del arte?
GM De nuevo, por allí va el desafío. Es famoso, por ejemplo, todo el apoyo a la cultura que ha hecho México pero que, a través de las décadas del dominio del PRI, es visto también como un monumental intento de cooptación de la vida intelectual por el Estado, cooptación hecha no de una manera burda sino muy sutil, al convertirse el estado en el gran patrón de la cultura. Esto puede tener tantas ventajas como inconvenientes, la ventaja es el extraordinario apoyo que ha disfrutado la cultura mexicana, contrastante con la situación verdaderamente miserable que existe en la mayor parte de América Latina. Esto, por otro lado, fue hecho inteligentemente, es decir, no exigiendo un arte de apoyo oficial: han tenido cabida desde los comunistas hasta gente de derecha. Pero a la vez tenemos que preguntarnos si esto no ha restado filo crítico al papel subversivo de la cultura en México, que ha tenido que ser retomado en cambio por otros intelectuales más jóvenes en épocas más recientes. También hay quienes han hecho crítica y han jugado un papel radical dentro del marco del apoyo estatal, y hay quienes no lo han hecho y se han dejado tragar. En fin, ahí es donde está la batalla, es una responsabilidad de cada intelectual ver cómo procede en ese campo, y sobre todo lo importante es tener conciencia de lo que tú estás haciendo, tener conciencia de que estás usando un recurso, de que estás usando un apoyo y ver cómo lo haces, y el juego es que te traguen o que tú no te dejes tragar, en cómo uses el poder que recibes. Por eso te decía ayer que a veces el mercado, al que no le interesan estas cuestiones ideológicas y de poder político, puede ser un espacio muy propicio para una obra más radical. Conozco galerías cuyos programas son más radicales e interesantes que el de instituciones sin fines de lucro.
RK Siempre va a ser más fácil para un espacio privado hacerlo ya que no tienen una responsabilidad pública al nivel que la tienen instituciones financiadas por fondos públicos.
GM Sí, y el lado malo es que el que controla ahí es el mercado, es decir el galerista hace algo hasta un límite, pero su interés es el negocio. Un caso paradigmático fue [Leo] Castelli, quien en su época apoyó a los artistas Pop que nadie se tragaba. Fue él quien los lanzó, corrió el riesgo, y luego hizo millones de dólares. Además, Castelli se mantuvo apoyando a artistas que no vendían porque le interesaban; es la figura del galerista ilustrado, de un hombre de negocios que quiere ser también un actor cultural, a quien no le importa perder dinero con un artista si le gusta, mientras hace dinero con otro, y toma riesgos. Hay que huir de esa demonización del mercado que viene en gran medida de cómo se han cargado desde la izquierda ciertos discursos en América Latina relacionados con la cultura, desde una mirada setentista que todavía prevalece en muchos sectores y no ve todas las complejidades que aparecen.
RK Tiene sus pro, pero por otro lado el mercado sí se siente como un gran monstruo que puede digerir todo, hasta la expresiones más disidentes, las cuales puede asumir y deglutir sin problema, y esto en cierto modo atenúa y le quita el filo crítico del cual tú hablas, lo que pasa es que aparentemente no tenemos una tercera vía.
GM El problema es que también tenemos distintos momentos, regresemos a Castelli: cuando los artistas Pop se plantean una enorme transformación cultural, estética y de valores, Castelli les da el espacio y se produce ese paso hacia adelante. Después de reifican y se convierten en commodities, ahí ya hay otro paso, hay estas parábolas, y hay que ver esto así, no como cosas definitivas sino como procesos, y valorar en cada momento.
RK El caso de México que mencionabas es tan distinto de lo que sucede acá, donde a nivel de las instituciones oficiales lo óptimo sería de que nada que de lo que se presente cause incomodidad, promueva reflexiones que no estén alineadas con el ideal político reinante ¿qué se puede hacer en esos casos? En México por último cooptan, pero que se hace en lugares donde ni siquiera tienen cabida.
GM Diría que hay que moverse en dos direcciones. Por un lado, exigir a estas instituciones que cumplan su fin público, que es para todos, incluso para las minorías, que deben tener su espacio en los programas de estas instituciones, y tratar de denunciar esto y ejercer una presión constante en esa dirección...Si ustedes están viviendo en una dizque democracia, entonces, bueno, pues a usar los canales que el sistema permite para ejercer presión y demandar espacios de esas instituciones. Número dos, me parece más importante organizarse y deshacerse del Estado y buscar espacios, buscar financiamiento en el exterior, en la empresa privada, buscar mecenas, me parece que hay que ser mucho más agresivo en ese sentido. En América Latina no somos muy agresivos en esto, nos acomodamos a la desgracia, la situación de desamparo y de adversidad es muy cómoda porque te justifica de no romper el status quo, te justifica de no esforzarte. En el Ecuador ustedes tienen una gran ventaja: una cosa es pedir plata para Chile o para Brasil, pero en el Ecuador puedes pedir la plata con mayor oportunidad de éxito por dos razones, una, porque ya se sabe que su vida cultural carece de recursos en comparación con otros países, y en segundo lugar porque es un país que está como out of the picture, está fuera del panorama, y entonces resulta más atractivo para los patrocinadores contribuir donde ven que hay un problema. A la gente le gusta apoyar causas donde no haya dudas de que el dinero se va a invertir para un fin evidente.
RK ¿Cómo ves tú el problema de la representación del subalterno en el arte crítico? ¿Hasta qué punto el artista puede arrogarse la función de hablar por el otro? ¿En el plano ético cómo deslindamos el beneficio que obtendrá el artista del beneficio que obtendrá el grupo por quienes habla, siempre va a existir una correlación entre los beneficios que conllevan la fama individual del artista y el potencial de reflexión colectivo generado en torno al tema tratado? ¿Vale la pena hacerse esa pregunta o no? ¿Si la respuesta es positiva aquello anularía la honestidad (o integridad) de buena parte del arte crítico?
GM Bueno, está la famosa respuesta de Gayatri Spivak, quien dice que el subalterno no puede hablar, porque siempre es otro el que habla por él, el subalterno carece del acceso o de la preparación para poder hablar por sí mismo. Ahora bien, en esto a veces tenemos una aspiración de pureza, y la pureza es imposible. La divisa de Spivak es muy apropiada, pero, por otro lado, es peor decir "no hay solución, y por lo tanto no voy a actuar", y entonces el subalterno queda en una situación de abandono aún mayor. Quizás a esto que dice Spivak pudiera responderte con otra frase de ella que a mí me gusta mucho, y que tiene que ver con la orientación de mi propio trabajo. Es una frase que le oí decir en una mesa redonda en Suecia. Tu sabes que ella es una derridariana, tradujo a [Jacques] Derrida al inglés, y conoces esa crítica derridariana del lenguaje, que insiste en la imposibilidad de la traducción. No obstante, ella decía en aquella ocasión que las traducciones son tan imposibles como necesarias. Pienso que ahí tenemos un espacio muy interesante, sabemos que estamos haciendo algo imposible, que no es el subalterno el que habla, que somos nosotros, pero a la vez que es necesario hacerlo, porque si no caemos en la trampa de dejar el campo, y me parece necesario no dejar el campo, saber que tenemos mierda en las manos, pero seguir actuando.
RK ¿Tanto arte crítico ha generado una suerte de contraola, se habla hasta de una neo-modernidad en gestación, tu ves viable una nueva ola de arte desinteresado, de "el arte por el arte", de una pretendida nueva autonomía para el arte o de puro deleite estético?
GM No creo que nunca, ni en plena jouissance [gozo] del arte posmoderno, nunca ha dejado de haber arte que esté mirando a cuestiones más allá. Tampoco me parece que haya una vuelta a una neo-modernidad, es un statement demasiado fuerte. Me parece que lo más interesante del proceso viene dado no tanto por artistas que están metidos en estos circuitos internacionales -también están- pero sobre todo viene de grupos artísticos, de pequeños circuitos que se establecen a menudo de manera efímera, de gente que entra y sale del arte y hacen cosas, ahí hay todo un nuevo sector, pero no dentro de una agenda "neo-moderna", sino más bien todo lo contrario: embarrados en la posmodernidad y tratando de hacer pequeñas intervenciones o grandes intervenciones. Pienso por ejemplo en el Open Circle de Bombay, que comenzó como un grupo artístico y derivó a organizar encuentros políticos, entraban y salían. Hay esta gente del Líbano que ahora están entrando en los circuitos ¿cómo se llaman?
RK El Atlas Group de Walid Raad.
GM Exactamente, que también han hecho todo este trabajo de búsqueda de documentación. En fin, lo que veo viajando por el mundo es la cada vez más importante presencia de actividades fuera del mercado del arte, fuera de los circuitos establecidos. A veces entran en el mercado si tienen un chance, pero no quiere decir que no vuelvan a salir, a veces entran en esos circuitos, como en el caso de Atlas, que ahora está trendy y está por todos lados, y ahí tienen el desafío de convertirse en una mercancía o de seguir manteniendo su investigación. Esto es lo que me parece más interesante, grupos artísticos, trabajos de arquitectos, trabajos de antropólogos, sociólogos, que de pronto hacen cosas que pueden ser llamadas arte o no. Me parece que es ahí donde están las posibilidades más interesantes en esa dirección que preguntabas.